Durante muchos años, la única solución para arreglar un concreto que se encontraba en buenas condiciones, pero con algunas fisuras, manchas o pequeños deterioros, era demoliéndolo y haciéndolo de nuevo. En 1986 se desarrolló un nuevo sistema para la reparación del concreto.
El RESURFACER es un mortero de color blanco, un recubrimiento hecho a base de polímeros, aditivos químicos y cemento, que permite extenderse y ser estampado sobre un concreto existente. Este recubrimiento puede ser aplicado de 2 a 4 mm de espesor utilizando un jalador para Resurfacer e inmediatamente después una escoba para crear una textura de escobillado ya sea fina, media o gruesa; como usted lo desee. Debe de ser aplicado sobre cualquier superficie dura (porcelanato, concreto, mármol, vitropiso, etc.) que no contenga material suelto o que pueda ser desprendido fácilmente.
El propósito de agregar un polímero al cemento es aumentar en gran medida su resistencia y versatilidad, a diferencia de los concretos y morteros convencionales. Debido a su fino espesor, los recubrimientos resurfacer, son una excelente opción para revivir áreas donde el concreto existente esté viejo, dañado o ya no cumple con las expectativas para las que fue creado.
Está diseñado tanto para interiores como para exteriores y además puede ser oxidado para darle un toque especial. También es una excelente opción para concretos nuevos que no hayan quedado como se requería.
Es ideal para vialidades, pisos peatonales, estacionamientos, cocheras, andadores y muchos otros lugares más, donde no se quiera hacer el trabajo de demolición del concreto existente. Por sus características especiales no existirá una ruptura como sucedería con el concreto convencional; además es mucho más resistente a las condiciones climáticas adversas, químicos, rayos UV y al tráfico pesado.
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